viernes, 4 de diciembre de 2015

Lobos hambrientos y aullidos lujuriosos

Hoy te oyes demasiado apagada mi quería. Tus gritos de silencio; puros y ensordecedores como las olas golpeando, con entusiasmo e ira, las costas desoladas de mis intentos de pellizcarte una sonrisa abrillantada por la mañana impactan en mi pecho. Mi cariño primaveral marchita sus rosas entintadas al vino, que, sonrojadas, esperaban tu visita este año. No te detengas, no enmudezcas tu callar de tono imponente. He interpretado tus cantares tenuemente sigilosos por la luminosidad de la luna en tu repentino anochecer plagado de lobos hambrientos y escoltado por aullidos lujuriosos.

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